viernes, 5 de octubre de 2007

Las Primeras Civilizaciones


Las civilizaciones más antiguas surgieron a orillas de los grandes ríos. En los primeros tiempos de la historia los hombres habían buscado aquellos lugares que tenían mayores ventajas para desarrollarse. Fue así como los espacios ideales para el asiento de las poblaciones fueron los valles fértiles y las llanuras aluviales.
Las ventajas más importantes que ofrecían los ríos para el asentamiento humano eran:
Las aguas permitían el desarrollo de la agricultura.
A través de los ríos era más fácil el transporte de mercaderías, ya que los caminos terrestres eran prácticamente inexistentes
El río aseguraba una pesca constante. El pescado fue fundamental en la alimentación de los pueblos antiguos.
El constante fluir de los ríos limpiaba el aire, llevándose las pestes que podían afectar la salud de los hombres.
Las primeras culturas se desarrollaron junto a los ríos o cerca del mar, aprovechando las ventajas que ofrecía la naturaleza.
Características
El desarrollo hacia la civilización, con la complejidad que ello implicó, se caracterizó por: el uso de los metales; la organización social y política; el establecimiento de ciudades y Estados; la creación de instituciones; y la división del trabajo, con una producción organizada de alimentos, vestuario y herramientas.
Además, por la ordenación del comercio; la aparición de formas superiores y monumentales del arte; los comienzos del conocimiento científico; y finalmente, el invento de la escritura, que permitiría fijar y propagar el conocimiento.

En el cercano oriente
Las primeras civilizaciones se desarrollaron en el Cercano Oriente. Ejercieron gran influencia en la cultura greco-latina y contribuyeron en forma decisiva a la formación de la cultura occidental.
Las tierras del Cercano Oriente fueron habitadas por diversos pueblos. A los mesopotámicos y egipcios, es necesario agregar los fenicios y los hebreos, que fueron menos numerosos, pero no menos importantes. Los Fenicios se destacaron por su desarrollo comercial, y los Hebreos por su aporte espiritual.
Podemos señalar que antes del año 1.000 a. de C. esta región estaba bastante poblada y los diversos pueblos que en ella habitaban habían desarrollado un sistema de vida basado principalmente en las actividades agrícolas.

Mesopotamia
Los griegos llamaron Mesopotamia - que quiere decir entre ríos- al fértil territorio ubicado entre los ríos Tigris y Eufrates. Ambos caudales corren paralelamente, atravesando un llano de aluvión que forman con sus inundaciones. Nacen en las montañas de Armenia, recorren el país de norte a sur y desembocan en el Golfo Pérsico.
El territorio de Mesopotamia se divide en dos partes geográficas: la Alta Mesopotamia, al norte del territorio; y la Baja Mesopotamia, al sur. En la parte alta, los ríos corren rápidos y son torrentosos; en cambio, en el sur las aguas corren lentamente y facilitan la agricultura.
La riqueza natural de Mesopotamia siempre ha atraído a pueblos procedentes de las regiones vecinas más pobres, y su historia es la de continuas migraciones e invasiones. La lluvia es escasa en la mayor parte de la región, pero cuando el fértil suelo se riega a través de canales produce abundantes cultivos.
Las llanuras de Mesopotamia carecían de defensas naturales y fueron fácil presa de invasores, la riqueza del territorio fue motivo para que muchos pueblos lucharan por instalarse y mantenerse en el lugar. Las invasiones y las guerras no cesaron de interrumpir el desarrollo de la historia de Mesopotamia, determinando que tuviese características violentas. En el curso de los siglos, se sucedieron allí distintos pueblos. Los pueblos más importantes que habitaron el territorio de Mesopotamia fueron: sumerios, babilonios y asirios.


Babilonios
Del oeste llegó una nueva oleada de semitas, los amoritas, que se instalaron hacia el 2.100 a. de C. en Mesopotamia. El más destacado de los amoritas fue Hammurabi, que subió al poder hacia el año 1730 a. de C. y transformó la ciudad de Babilonia en el centro de un nuevo imperio mesopotámico.
Hammurabi sometió a las demás ciudades y unificó bajo su cetro toda la llanura. Bajo su reinado florecieron el arte y el comercio.
El Código de Hammurabi
La obra inmortal de Hammurabi se desarrolló en lo legislativo. Este rey puso por escrito de manera ordenada, una serie de leyes, dirigidas a organizar la vida de los habitantes de Mesopotamia. Esta obra se conoce con el nombre de Código de Hammurabi, es un notable testimonio del grado de civilización alcanzado en tiempos tan lejanos al nuestro.
El Código está enmarcado por un prólogo y un epílogo, contiene 280 artículos. Sus preceptos se refieren a derecho civil, penal y administrativo, sin establecer entre ellos una separación radical.
Las leyes que regulan la propiedad, las ventas, cambios y expropiación ocupan la mayor parte de este escrito. Son famosos los artículos que constituyen el primer ejemplo de la llamada Ley del Talión: "Si un hombre destruye el ojo a otro hombre, se le destruirá el ojo; cuando un hombre acusa a otro de homicidio sin poder probarlo, el acusador debe ser muerto; si un hijo golpea a su padre se le cortarán las manos".
Hammurabi indicó claramente que su obra pretendía ser una ayuda para el que buscara la justicia. El código también fue estimado como obra literaria; en las escuelas de escribas lo transmitieron hasta el primer milenio.

Asirios
La fértil llanura de Mesopotamia fue el escenario del encuentro y choque entre los pueblos circundantes, que desde las montañas o el desierto, pretendían establecerse en el rico valle.
Intentaron su conquista los hititas , pueblo indoeuropeo, procedente de los montes de Anatolia (actual Turquía asiática); y los mitannios, otro pueblo indoeuropeo que terminó por encontrar su asiento en la India, junto a otros grandes ríos: Indo, Ganges y Brahmaputra. Por último, se impusieron los Asirios, semitas, que habitaban en la región montañosa de la Alta Mesopotamia, aproximadamente, en el año 1.170 a. de C. Después, Asirios y Babilonios se disputaron el poder con éxitos alternos.

Violentos y cultos
Los Asirios son considerados como el pueblo más violento de la historia antigua, organizaron un ejército que se convirtió en el más formidable de Oriente. Su arma decisiva era la caballería, por la gran movilidad en todo terreno de sus jinetes flecheros; eran despiadados guerreros y salvajes saqueadores.
Por otra parte, lograron un buen desarrollo de la cultura. Entre sus obras destacó la construcción de la gran biblioteca del Rey Assurbanipal, quien además extendió su dominio desde el Nilo hasta el Cáucaso.
Este imperio fundado en la violencia y el terror se desplomó cuando fueron derrotados hacia el año 612 a. de C. y Nínive su capital fue arrasada. Los Babilonios volvieron a recuperar su importancia y se inició un nuevo período, el Imperio Neobabilónico, que alcanzó su mayor esplendor con Nabucodonosor II. Este arrebató Siria a los egipcios y conquistó Palestina, cuyos habitantes fueron deportados a Babilonia (587 a. de C.).
Ninguna ciudad del Oriente ha dejado un recuerdo tan intenso como el de Babilonia. Se convirtió en la mayor y más magnífica de todas, sus jardines colgantes, es decir, dispuestos sobre las terrazas de los palacios, eran una de las siete maravillas del mundo.
No solo la Biblia, sino también los escritores griegos clásicos, están llenos de admiración frente a esta ciudad, que consideraron la capital de Asia. En el año 539 a. de C., las tierras de Mesopotamia fueron nuevamente invadidas por un pueblo extranjero: Ciro, Rey de los Persas se apoderó de la región y la integró a su gran imperio.

Los fenicios
En un estrecho territorio, entre las montañas del Líbano y la orilla oriental del Mar Mediterráneo, se encontraba una población de lengua y cultura semítica: los Fenicios. En esa zona, la montaña y los valles encajonados dividen la planicie en compartimentos aislados entre sí, donde no hay sitio para la construcción de muchas ciudades ni para cultivos. En la costa, rocosos promontorios y pequeñas y abrigadas bahías brindan excelentes puertos; la naturaleza favoreció a los fenicios para que ellos fueran grandes marinos y hábiles comerciantes.
Comerciantes y navegantes
Los Fenicios hicieron del comercio la base de su política y se dedicaron con tanto éxito a la navegación, que llegaron a ser considerados especialistas indispensables, a quienes tenía que acudirse para todos los negocios marítimos. Instalados en el borde de Asia en los puntos terminales de las grandes rutas de las caravanas, ellos las prolongaron en el mar con tanta eficacia, que durante muchos siglos todo el comercio mediterráneo estuvo en sus manos.
Su función cultural consistió en ser intermediarios entre Oriente y Occidente, y en difundir por los países periféricos del Mediterráneo las artes, las ciencias y las religiones orientales junto con sus mercancías.
Fenicia era un país tan fragmentado nunca logró unirse como nación. La historia de los Fenicios es la de una serie de pequeñas ciudades generalmente gobernadas por una aristocracia de ricos mercaderes, independientes y rivales. Las principales ciudades-Estados eran Biblos, Sidón y Tiro, con distintos momentos de esplendor entre el 3.000 a. de C. y el 600 a. de C.

Principales ciudades
Biblos: fue el centro principal del comercio del papiro, material usado en la Antigüedad para escribir, que se obtenía de la elaboración especial de los tallos de una planta que crecía solo en el Bajo Egipto. Es de destacar que la palabra que en griego significa libro (biblos) deriva precisamente del nombre de aquella ciudad.
Sidón: extendió el comercio fenicio por toda la cuenca oriental del Mar Mediterráneo. Estableció factorías en Chipre, Rodas y en la mayor parte de las islas del Egeo. Sus habitantes también exploraron el mar Negro.
Tiro: ciudad edificada en una excelente posición defensiva. Los tirios se dirigieron hacia el Mediterráneo Occidental y fundaron numerosas colonias en Malta, Sicilia, Cerdeña, España y en Africa Septentrional. De todas ellas, la más conocida es la de Cartago, fundada hacia el 814 a. de C. en las cercanías de la actual Túnez.
La colonización fenicia no tenía carácter político, no tendía a la expansión a la conquista de territorios. Los fenicios se limitaban a establecer factorías comerciales.
Navegación y comercio
Los Fenicios construían sus navíos con maderas de árboles del Líbano: cedros y cipreses. Hasta hoy, estos árboles son muy preciados para construcciones navales porque proporcionaban maderas incorruptibles.
El birreme fue la embarcación que permitió a los Fenicios recorrer extensas distancias, estaba constituido por una doble fila de remos y una vela fija, que era de gran utilidad cuando soplaba viento favorable.
Este pueblo recorrió las costas del Mar Mediterráneo, el Mar Báltico, las costas de Inglaterra e incluso circunnavegó Africa. Aunque la autenticidad de esta última empresa ha sido puesta en duda por algunos historiadores, sí se ha demostrado que los Fenicios exploraron la costa oeste africana.
Realizaron un intenso comercio de diversos productos: estaño y ámbar de los países septentrionales; metales útiles (cobre, estaño, bronce) o preciosos de España, Grecia, Asia; piedras preciosas de la India; maderas del Líbano, ébano y marfil de Africa, mármoles de Grecia, especias y perfumes de Arabia, papiro de Egipto, trigo de los países ribereños del Mar Negro, vinos, aceites, frutas, caballos, ovejas, lana, tejidos, cerámicas y esclavos.
A todos estos artículos de comercio agregaban los productos de su propia industria, practicada en grandes talleres. Los más característicos eran el vidrio transparente - que obtenían con la arena de sus playas- y las telas de color púrpura, muy estimadas en todo el mundo antiguo. El colorante se lograba con el líquido de un molusco llamado murex, según un procedimiento que los Fenicios procuraron mantener en secreto.
La cultura fenicia
La religión fenicia era politeísta. Cada ciudad tenía su dios y señor, el Baal. Este fue llamado Melkart en Tiro, Adonis en Biblos, Amón en Cartago. La diosa suprema Astarté, era frecuentemente unida al Baal de las diferentes ciudades.
Una invención que demuestra el genio práctico de este pueblo fue el alfabeto. Las escrituras hasta entonces utilizadas - escritura cuneiforme y jeroglíficos egipcios- eran de gran complejidad y no permitían llevar cuentas minuciosas ni sostener una asidua correspondencia comercial. Los Fenicios crearon un alfabeto de 22 signos consonánticos, que simplificó y facilitó el registro escrito. Todos correspondían a sonidos simples emitidos por la voz humana.
Este alfabeto comenzó a difundirse aproximadamente hacia el siglo XIV a. de C. Sirvió como base del alfabeto de los griego, quienes le agregaron las vocales.
La invención del alfabeto ha tenido consecuencias enormes en el desarrollo de la cultura y del pensamiento.

Persia
Antiguo país de Medio Oriente, que ocupa a finales del siglo XX el territorio de
Irán, especialmente los Montes Zagros, al este de Mesopotamia.
Los entendidos de todos esos registros históricos, deducen con cierta seguridad que los persas formaban parte de una tribu familiar conocida como
iranios, los cuales eran miembros de un grupo todavía mayor designado con el nombre de arios, un variado conjunto de tribus nómadas cuya tierra original radicaba probablemente en las llanuras eurasiáticas de la parte sur de Rusia. Aproximadamente entre el año 2000 y el 1800 antes de nuestra era, los arios iniciaron su migración desplazándose algunos hacia el subcontinente indio, mientras otros orientaban sus pasos hacia el oeste a través del Irán y penetraban hasta la parte norte de Mesopotamia y Siria. Alrededor del año 1400 AC, un tercer grupo de arios - que incluiría a los persas- se trasladó hacia el interior del Irán procedente del noroeste y desplazándose gradualmente hacia el oeste
El país de Persia ha sido ocupado sucesivamente por una serie de pueblos e imperios:
Gutis.
Imperio Elamita
Media.
Imperio Persa.
Reino Parto.
Imperio Sasánida.
Califato Omeya.
Califato Abasida.
Il-Khanes.
Imperio Safávida.
Irán.
Persia ha sido un término utilizado extensivamente en occidente para nombrar el territorio alrededor de los
Montes Zagros, y en su sentido más amplio, a todo Irán. Utilizado inicialmente por el pueblo griego, debido a su creencia en que Perses, hijo del héroe mitológico Perseo y Andrómeda, princesa de Etiopía se asentaría en el territorio de los Montes Zagros, donde gobernaría al pueblo nativo de aquella región, dándose a llamar pueblo Persa en su nombre.
Esta historia sería utilizada por
Jerjes I, ventajosamente para convencer a la ciudad de Argos a luchar del lado persa, afirmando ser de su misma descendencia, al haber sido Perses su líder común en tiempos pasados, ya que los habitantes de Argos lo consideraban de esa manera[1].
Sin embargo, hoy en día es sabido que Persia es simplemente el nombre
helenizado de Pārsa, que en Persa antiguo significa "por encima del reproche".
Después de la
invasión árabe de Persia, los árabes y musulmanes en general, al no poseer en el alfabeto árabe un equivalente a la letra "P", le llamarían Fars, hoy día provincia de Irán.
Israel
En Israel en los tiempos antiguos, e incluso de la época de Jesucristo, hablar abundantemente y bien, con arte y fuerza expresiva, era el patrimonio de los que hoy llamamos escritores. La transmisión oral se apoya sobre todo en la memoria, con la ayuda de cierta argucia nemotécnicas; más todavía, el arte de aprender y de retener cualquier asunto en la memoria formaba una sola cosa con el arte de componer. De ahí que el estilo oral tuviese un influjo muy directo sobre el estilo literario del texto escrito. Basta, por ejemplo, leer algunos pasajes del Evangelio para apreciar el ritmo y rima de muchas de sus frases, la repetición de ciertas palabras, etc., trucos que vienen en auxilio de la memoria. Los grandes descubrimientos arqueológico de nuestro siglo, desde el Sinaí hasta Ras-Shamra, muestran que han existido escritos bíblicos muy antiguos, anteriores al siglo X y quizá del siglo XII a.C., si bien estos escritos, durante largo tiempo, fueron ante todo
apoyos para la memoria.

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