viernes, 7 de septiembre de 2007

Historia Como Ciencia

¿Qué ha hecho el hombre desde que apareció en la Tierra? Pues nada más, pero tampoco nada menos, que, a través del trabajo, encarar la solución de problemas básicos de alimentación, vivienda, vestido, entretenimiento y seguridad ante agentes de la naturaleza; y a ellos, con el tiempo, se agregó la necesidad de encarar problemas de organización, trasmisión de conocimientos y desarrollo espiritual. Esta es sin duda la primera constante histórica.

Con la aparición de la agricultura los pueblos adquirieron la experiencia de que debían encarar el uso de los excedentes, porque éstos podían ser dispuestos ya fuera como gasto, incrementándose así el consumo inmediato; o como inversión, para asegurar el consumo futuro. Y luego, muy pronto, constataron que la proclividad al gasto, o, en su defecto, la proclividad a la inversión, afectaban sensiblemente, para mal o para bien, respectivamente, la solución de los problemas básicos. He ahí una segunda constante histórica.

Pero, muy pronto, los pueblos constataron que, internamente, habían dejado de ser grupos perfectamente homogéneos: unos individuos satisfacían más y mejor sus necesidades y normalmente ello coincidía con quienes más poder detentaban. Había aparecido pues la necesidad de encarar las relaciones internas, las mismas que, ya fuera de complementariedad o de conflicto, influían decisivamente tanto en la solución de los problemas básicos como en la forma como se encaraba el uso de los excedentes. He ahí pues una tercera constante histórica.

Algo más tarde, aunque en tiempo ya remoto, también constataron los pueblos que, estando en las proximidades, debían también encarar las relaciones con otros pueblos, las que a su turno, ya fueran de complementariedad o de conflicto, no sólo influían decisivamente en la solución de los problemas básicos, y en la manera de encarar el uso de los excedentes, sino además en las relaciones internas. He ahí entonces una cuarta constante histórica.

Por último, entrado el hombre ya a la fase de civilización, constató que si bien la naturaleza, el manejo de los excedentes, las características de las relaciones internas y las relaciones con otros pueblos los afectaban en grado sumo, en circunstancias muy particulares un determinado pueblo los afectaba en todo. A partir de allí debió entonces encarar las relaciones de dominación y hegemonía. Ésta debe señalarse pues como una quinta constante histórica.

La Historia, pues, es –debe– ser el estudio científico de cómo los pueblos, a través del tiempo, han encarado:

a) La satisfacción de sus necesidades básicas, creando cada uno su propia cultura, a partir de las especificidades del territorio en el que estuvo asentado;
b) El uso de los excedentes socialmente generados, distinguiéndose claramente qué fue gasto y qué fue inversión, y en qué proporciones de dio cada uno;
c) Las relaciones internas, y los intereses que representaba y defendía cada grupo y cómo lo hizo;
d) Las relaciones externas, de complementariedad cultural y comercial; y de conflicto y sus motivaciones;
e) Las relaciones de dominación y hegemonía, destacando las causas y los intereses que las desataban; y las consecuencias en cada uno de los protagonistas.

Mas, como ocurre con otras ciencias, en la Historia hay también lugar a la definición de axiomas básicos, afirmaciones válidas en sí mismas, o que, con el auxilio de otras ciencias, como la sicología por ejemplo, puede considerarse como tales.

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